Unas caídas son mayores que otras, es la realidad. Unas veces duelen más y otras menos. Unas veces te caes jugando cuando eres pequeña, pero otras veces te caes jugando a ser mayor. Yo, lo único que tengo claro es que, después de caer, nos tenemos que levantar, y si no eres capaz sola, pide ayuda, y si esa ayuda no te sirve, deja que se tumbe contigo en el suelo, y cuando pase alguien más fuerte le digas entre risas: : ¿Sería usted tan amable de ayudar a levantarme?
Y lo escogí a él, sí!. A él. Porque me di cuenta de que encontró mi punto débil, y fue el único que descubrió la forma para calmar este alma indomable. Lo escogí, porque me di cuenta que valía la pena, valía los riesgos, valía la vida.
» Los enemigos realmente no te odian, se odian a ellos mismos porque tú eres el reflejo de todo lo que ellos quisieran ser.«
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