Sin permiso, el corazón quiso que entraras.

Un mordisco en el cuello, un susurro en el oído, una taza de café caliente, un baño de espuma, un paseo por la ciudad más romántica del mundo, acostarte en medio de la arena y escuchar el sonido del mar, un helado de oreo y un gofre de chocolate de fresa, una fotografía del rincón más especial, el típico mensaje con el "Buenos días princesa", un abrazo en el momento más inesperado, la mirada más significante, un simple silencio entre los dos, un roce, simplemente una caricia, el olor de tu colonia cuando te abrazo y luego se queda en mi ropa, pero sobre todo tú.

# Se despertó jurando que era el amanecer más bonito de la historia, pero él no miraba por la ventana, la miraba a ella..