Y es cuando te agarra, y te aferra a él. Y te besa sin parar, es entonces cuando sabes que más te está queriendo.
Y te lo dice, repitiéndotelo una y otra vez. Te mira a los ojos, se
ríe, te besa, y se vuelve a reír, regalándote esa sonrisa tan perfecta. Pero sin soltarte nunca de la cintura, obligándote por todos los medios a que le sientas contra tu pecho. Es cuando llega el momento de decir adiós, y él no te deja ir. Y te dice que te secuestraría, y que te llevaría con él hasta el fin del mundo, sólo para poder estar contigo un poquito más.
» Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción «
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